martes, 17 de diciembre de 2013

Palabras conmemorativa de los 183 años de la desaparición física del padre de la Patria el Libertador Simón Bolívar

Palabras  conmemorativa de los 183 años de la desaparición física  del padre de la Patria  el Libertador Simón Bolívar


                En la mañana de hoy, nos reunimos  en esta  prestigiosa casa de estudio. Semillero de la  Revolución Bolivariana  lleno de añoranzas, no para recordar la partida física  del Libertador Simón Bolívar, Sino para recordar a un BOLÍVAR   vivo  y con  él,  la vigencia del hombre hecho Idea.
Es este día es  para mí es un honor muy sentido, y me motiva a ofrecer una reflexión político-histórica, que nos permita darle un contenido de vigencia y urgencia al legado de Simón Bolívar, ya que ésta es una fecha de dolor pero de compromiso patrio.

Estoy consciente de la sintomática costumbre en nuestros pueblos de repetir una y otra vez los pensamientos de Bolívar para adornar discursos y proclamas. Citas mil veces invocadas por historiadores, políticos, diplomáticos, pensadores, escritores; citas que para los frívolos y simplistas, suelen ser vistas como vacías. Pero la siembra de los hechos solo puede estar cimentada en la semilla de la palabra, y en Bolívar la palabra germina sin cesar.
La historia trastocada ha reflejado versiones provincianas, parroquiales y convenientes, plasmadas en los textos particulares de cada una de las naciones que un día fueron una sola. Sin embargo, la fuerza telúrica de Bolívar se ha elevado sobre nuestras versiones regionales del pasado, y deja a la posteridad en el Diario de Bucaramanga su testimonio del naufragio de su magno proyecto: la Gran Colombia:


“…Han contrariado mi marcha; han impedido la organización
Del país, han sembrado la discordia, fomentado los partidos,
Perdido la moral pública e insubordinado al ejército…si por el
Contrario… hubieran caminado en unión conmigo; de acuerdo
y de buena fe, la República, su gobierno y sus instituciones
Estarían sentados sobre una roca, y nada podría derribarlos...
Los pueblos serían libres y felices…” Mayo de 1828.

Hoy más que nunca se hace necesario recordar que en 1830, no solo murió el hombre que le dio alma al sueño de libertad y unidad continental, sino que también murió el proyecto Gran-Colombiano,  piedra angular y fundamental de ese sueño. Sobre Colombia, la grande, se habría de edificar la nueva arquitectura post colonial; no por un deseo arbitrario del Libertador, sino por la voluntad de todos Los pueblos combatientes concurrentes a la batalla de Ayacucho.
 En Ayacucho confluyen todos los pueblos e identidades emergentes de las cenizas del imperio español. Los bravos llaneros del Apure venezolano, los boyacenses neogradinos, los aguerridos quiteños, los serranos del Perú, los irreductibles soldados del Alto Perú (hoy Bolivia), los diestros chilenos y los indoblegables argentinos de la pampa, empuñaron todos sus manos bajo un mismo estandarte, para dar el Zarpazo  a las tropas imperiales. Es esa voluntad de ser libres, la que hizo del proyecto gran colombiano, la base del nuevo mundo libre.
                 
   Este año Venezuela nos convoca a rememorar Las luchas patrias, los anhelos alcanzados y los sueños inacabados. Al hablar de estos últimos, no podemos evadir la integración frustrada de nuestra nación tras la muerte de Bolívar. La integración es uno de los conceptos, más constantes en el pensamiento de Bolívar.
                      Las realidades de América Latina y el Caribe, nos demuestran que es la Integración una tarea pendiente, ya que de ella depende en buena medida la culminación de la obra independentista. Hoy nuestro pueblo puede decir que es una nación soberana pero aún no somos libres, la independencia es más que la soberanía formal. Necesitamos la independencia tecnológica, la independencia económica y la independencia cultural, sólo así seremos verdaderamente libres. Así que hoy luego de doscientos años la lucha por la independencia continua y para llegar a ella es fundamental consolidar la integración.
                     Tanto la Integración como la Independencia de nuestros pueblos son valores complementarios e indisolubles. Bolívar, aún sumido en Las más grandes calamidades físicas, agotado su espíritu y ya a las puertas del sepulcro, demostró una gran esperanza y fe por nuestro Mañana, en uno de sus últimos discursos en 1830, señaló lo siguiente:

“Me ruborizo al decirlo: la independencia es el único bien que
Hemos adquirido a costa de los demás. Pero ella nos abre la
Puerta para reconquistarlos bajo vuestros soberanos
Auspicios, con todo el esplendor de la gloria y de la libertad”.
Bogotá 20 de enero 1830.

Aquí Bolívar se refiere a la “independencia política” como el único bien ganado tras las sangrientas luchas contra España. Sin embargo, ve en este paso, una etapa necesaria, que habrá de conducirnos a la prosperidad y la libertad futura, allí Bolívar no está pensado en el siglo veinte, Bolívar ve hacia la posteridad.
De Bolívar, hemos heredado un ideario vivo, que hace de nuestra tierra latinoamericana y caribeña, una esperanza para la humanidad Futura. Somos un crisol de razas y de pueblos destinados a construir Una sociedad basada en el hombre y en el trabajo creador.
Simón Bolívar tenía una profunda fe en el ser humano. Cree en el hombre, era un humanista convencido, pues pensaba que una sociedad es viable en la medida que atienda las necesidades y anhelos de su gente. En el Discurso de Angostura, en 1819, Bolívar señalaba:

Es una inspiración inminentemente benéfica la
Reunión de todas las clases en un solo estado, en que la
Diversidad se multiplique en razón de la propagación de la
Especie. Por este solo paso se habrá arrancado de raíz la cruel
Discordia…”.


Aquí el Libertador, resalta que el fin último de toda sociedad y estado es lograr alcanzar, altos niveles de armonía y paz social, a través de la unión sincera y solidaria de sus ciudadanos. El devenir y la salud de nuestras repúblicas y sociedades, hoy más que ayer, está íntimamente ligado, a la formación de hombres y mujeres, probos y virtuosos, dispuestos a construir los diques morales y éticos que contengan el aluvión del narcotráfico, el crimen organizado y la corrupción, que amenazan ya no con desintegrar nuestros proyectos nacionales, sino aniquilar física y espiritualmente a nuestros pueblos.
               Sin embargo, hoy más que nunca  tenemos razones para ser cada día más optimistas. La tarea aún está por hacerse, pero vamos ya en el camino. El Libertador, viendo más allá de sus contemporáneos e incluso más allá de nosotros, delinea ese inalterable y magnifico destino común:

La reunión de Nueva Granada y Venezuela en un grande
Estado ha sido el voto uniforme de los pueblos y gobierno de
Estas Repúblicas…volando por entre las próximas edades, mi
Imaginación se fija en los siglos futuros, y observando desde
Allá, con admiración y pasmo la prosperidad, el esplendor, la
Vida que ha recibido esta vasta región…Ya la veo sentada
Sobre el trono de la libertad, empuñando el cetro de la justicia, Coronada por la gloria, mostrar al mundo antiguo la majestad Del mundo moderno.

                Bolívar hecho destino, ha resucitado, oímos su galope, el amanecer  de un nuevo día de la América Unida despunta en el ALBA (Alternativa Bolivariana para la  América), se respira en UNASUR y vibra en nuestras fronteras, por encima de las dificultades y diferencias políticas.
             Quiero mencionar finalmente, el simbólico acontecimiento de la reciente exhumación el pasado 16 de julio de 2010, de los retos mortales, del Libertador. Toda esta delicada operación fue realizada con una gran mística y respeto patrio, y fue apoyada por un grupo de científicos y expertos internacionales. Sin embargo el hecho reviste una gran trascendencia, es un esfuerzo inédito que busca profundizar el estudio de los aspectos más íntimos y humanos del Libertador, y que demuestra que Bolívar es más un asunto del presente que del pasado. Quiero culminar estas reflexiones, citando las palabras nuestro Comandante  Supremo y líder de esta Revolución Bolivariana  Hugo Rafael Chávez Frías, con motivo de la exhumación del Libertador:
“Cristo mío, Cristo nuestro, mientras oraba en silencio viendo Aquellos huesos, pensé en ti y como hubiese querido… que Llegaras y ordenaras como lo hicieras a Lázaro: Levántate Simón,Que no es tiempo de morir, de inmediato recordé que Bolívar Vivey vive por siempre
                                                                                   




Es tiempo ya de que los intereses y las
Relaciones que unen entre si a las Repúblicas
Americanas, antes colonias españolas, tenga
Una base fundamental que eternice; si es
Posible, la duración de nuestros gobiernos.-
Simón Bolívar
                          Convocatoria al congreso de Panamá 07 diciembre de 1924.



Muchas Gracias…
CUBILLOS CESAR…….